sábado, 24 de agosto de 2013

EPÍLOGO SOBRE LA SENSIBILIDAD POSMODERNA (1985)


El calificativo “posmoderno” es objeto de interpretaciones varias, no es inusual tropezar con expresiones como: cultura artística posmoderna, posvanguardia, después de la vanguardia, transvanguardia y similares, todas parecen remitir a un fenómeno común de la actividad artística.
Lo cierto es que podemos observar una tendencia que intenta ocupar el vacío dejado por los “ismos” vanguardias, surgiendo posteriormente actitudes que jalonean la paulatina ruptura con la modernidad artística más consagrada.
La condición posmoderna no abarca un conjunto de actividades artísticas homogéneas ni teoría unificada. Tal vez uno de sus rasgos distintivos sea su carácter inasible. Esto tiene que ver con la pérdida de una perspectiva privilegiada, ya sea con el origen o con el futuro. Pareciera como si el artista actual no se sintiera comprometido con la arqueología historicista  de los “neos” ni con la escatología futurista de los modernos.
-       Una reconstrucción genealógica.
Frente a la metáfora de la linea recta con la que se nos suele representar espacialmente la modernidad, lo posmoderno no designa tanto un corte radical con la modernidad, mas bien el autor opina que se continúan inmersos en una “modernidad inconclusa”, “insatisfecha”. Lo moderno ha muerto pero el cielo de  nuestro arte todavía es calentado por él. Esto refiere a un posmodernismo de deconstrucción mas que a un posmodernismo de reacción o negación radical.
Las manifestaciones artísticas parecen traslucir la primera actitud, como por ejemplo los suprematistas.

       Círculo negro (Kasimir Malévich, 1915).   

   Suprematism (Supremus No. 58),  Malevich, 1916

 
-       El descrédito de las vanguardias y el declinar del proyecto.
Lo engañoso que era para la época la proclamada unidad de la razón y la libertad, la estética y el arte se inscriben en un proceso ambicioso de emancipación humana, con el fin de curar heridas de las amenazas psíquicas crecientes, para reinstaurar la armonía interior rota por un modo de vida cada vez más regido por la razón ó por el utilitarismo imperante. (fragmentación social e individual que vislumbrara Schiller, la división del trabajo delatada por Marx, amenazada por el “principio de realidad” sobre el que reflexionaba Freud).
-       Esteticismo y vanguardia
En éste clima se advierten dos principios artísticos
+ Se postula al arte como nuevo y único principio de realidad desde el cual se legitima el mundo y nuestra propia existencia (fetichismos del fin de siglo)
+ Enaltecer la realidad cotidiana o material que nos rodea. (vanguardias heroicas del siglo)
En general las vanguardias cuestionaban la entera “institución arte” tanto los problemas formales como las actitudes éticas y sociopolíticas. Se ofertan a menudo cual guías morales o modelos anticipatorios respcto a las realidades sociales y políticas. No se trataba solo de interpretar al mundo sino de transformalo.
Arte povera.
 
            Mario Merz.

A medida que aquel paisaje idílico de la utopia se ve modificado por las contaminaciones empíricas concretas, por las desventuras de la historia “socialismo real”, el arte se aleja de la responsabilidad del destino de la historia, ya que el arte no vence la realidad.
     -Proyecto positivista y la utopía de la sociedad del trabajo.
Las utopías son figuras progresistas en sus primeras etapas, posteriormente se transforman en ideologías.
Muchos sinsabores del mundo artístico y el declinar de las vanguardias como proyecto tienen mucho que ver con los rasgos negativos negativos o contradictorios que se descubren en el paradigma del progreso. Con el abandono de los “contenidos utópicos de la sociedad del trabajo desaparecen ilusiones que hechizaron la conciencia que tuvo de sí la modernidad”.
Por estas razones se suscita el descrédito de las vanguardias artísticas, cunde el escepticismo sobre aquel insostenible sucederse de ismos y alternativas excluyentes, proyectos insatisfechos.
En este clima comienzan a detectarse actitudes que renuncian a los optimismos artísticos e implusan un reciclaje hacia el interior de las prácticas artísticas. La lógica superior del proyecto ha sido sustituida por la de mi “propia realidad”. Las espectativas enmancipatorias parecen abandonar el macrosujeto revolucionario y recluirse en lo microsocial.
Este nuevo escepticismo amoralismo escandaliza no solo a las vanguardias heroicas, sino a las posiciones éticas recientes. Amoralismo, escepticismo, resignación cinismo, nihilismo histórico, desepción respecto a los ideales de las Viejas vanguardias y las ideas totalizadoras, en suma carencia de espectativas, son algunas de las expresiones mas socorridas para traslicir el sustrato que late en la actual escena artística.
“La vanguardia es el mercado” afirmación provocadora como reacción al economicismo reciente o a la illusion de los “espacios alternativos”

LA MODERNIDAD Y SU ANVERSO
Enumeraría en modo indicativo, el desmoronamiento del progreso en las artes, la pérdida del entusiasmo por lo novedoso, el quebrantamiento del experimentalismo y el cambio de paradigma estético.
   -Progreso y desarrollo desigual en las artes.

El triunfo de lo moderno, en ininterrumpido pugilato con lo antiguo, rezuma desde la Ilustración una consciencia de la modernidad como porgresión histórica. El progreso es extrapolado del ámbito de las ciencias naturales y de la revolución técnica del arte.
Las formulas que atribuyen al arte una evolución o avance lineal, son una meta final ubicada en ninguna parte. Desde tal prisma, la historia artística tiende a ser leída en función del futuro.
Entre 1974 y 1977 se producen las refriegas mas sonadas sobre la vigencia de los “viejos medios” y la urgencia de reconducir toda experiencia artística a los “nuevos medios” conocidos con expresiones como “medios alternativos”, Mediart, etc. La tendencia culminó en la bienal de Venecia (1977) y, sobre todoen la Dovumenta 6 de Kassel (1977), que estaría dedicada en gran parte a la fotografía, el filme experimental y el video.
Para un observador de la escena actual, se hace evidente que tanto las revisiones historiográficas sobre nuestro siglo como un sentir muy extendido tienen que ver con este corte de los esquemas linealesy con sus entrecruzamientos, reaccionan tanto contra el “progreso” como contra recorridos exclusivistas, unilaterales, en una sola dirección.
            -Perdida de entusiasmo por lo novedoso y el experimento.
No menos distintivo en esta condición es la pérdida de entusiasmo por el “valor de lo nuevo” el valor supremo que como diría Rosenberg, había emergido en el arte moderno.